lunes, 27 de enero de 2014

Historias Fermosas

Mira que salao el tío
     Hoy en Historias Fermosas vamos a conocer al vasco Blas de Lezo, el John McClaine español, que vivió por estos lares hace cosa de tres siglos. Durante su vida participó en diferentes batallas de las que salió catapultado como héroe de guerra, perdiendo por el camino una pierna, un ojo, la movilidad del brazo derecho y alguna que otra pieza más.
     Una vez establecido como uno de los mejores estrategas de la Armada Española, causando el pánico entre los ingleses con ingeniosos inventos como balas de cañón huecas rellenas de material incendiario y explosivo, arrastró lo que quedaba de él a la Corte, donde pronto se aburrió de la paja y el oro pidiendo que se le trasladara a Cartagena de Indias, que era dónde estaba la magra en esa época. El rey, tras ascenderlo a teniente general de la Armada Española, decide mandarlo a pegar tiros allende los mares. Y como pasa con el McClaine original, la mierda le sigue.
     Al poco de llegar aumentó la fricción entre la flota española y la inglesa, por culpa de la conocida como ¨Guerra de la oreja de Jenkins¨ (de la que ya creo que ya se habló en el antiguo blog). A raíz de esto y envalentonado por una serie de rápidas victorias, el almirante inglés Vernon decide lanzar el ataque definitivo y casi sin esfuerzo logra sitiar Cartagena. Seguro de su éxito y con una aplastante superioridad numérica a su favor, manda razón a la corona inglesa de la victoria. Los ingleses contaban con 180 naves, 25.000 marinos y un montón de negros con machetes, mientras que el almirante Blas sólo contaba para hacer frente a la colosal flota inglesa con seis navíos y 2.830 hombres, entre los que había soldados, marineros, gente del pueblo y unos trescientos indios con arcos y flechas.
    A Inglaterra se le debió hacer agua su estirado culo con la grandiosa hazaña, ya que comenzaron a festejar la victoria sin iniciar siquiera el sitio de la plaza. Incluso se mandó acuñar una moneda para conmemorarla, con la imagen de Vernon orgulloso por un lado con su espadica y Blas de Lezo arrodillado rindiendo Cartagena por el otro. God shave the Queen (el bigote).
When you pound? ¿Cuándo libras?
    Pero cuando comenzó el ataque las cosas no fueron como esperaban, los ingleses habían construido unas gigantescas escaleras para salvar el foso y la muralla del castillo dónde resistían los españoles, pero cuando el grueso del ejercito inglés las colocó en el foso y comenzó a subir por ellas se percataron de un detalle: las escaleras se quedaban a bastante altura del borde del muro, dejándolos a merced de los que arriba se encontraban. La masacre diezmó las filas atacantes y mermó de sobre manera sus ánimos.  Durante la noche Blas de Lezo, que sospechaba de las aviesas intenciones de los ingleses, había mandado ahondar el foso unos metros. La flotilla inglesa se vió obligada a huir con sus calzoncillos almidonados manchados de caca. La humillante derrota obligó a retirar de la circulación todas las monedas acuñadas y a correr sobre el tema un espeso manto de silencio (en muchas ocasiones empapado de sangre).
Y cómo no, la respuesta española
    Este momento marcó el inicio de un periodo de hegemonía marítima española, que terminó con la batalla de Trafalgar, en la que murieron casi 6000 soldados españoles y franceses,  y de la cual se cumplió el segundo centenario en 2005. Este bicentenario fue aprovechado por la corona británica para celebrar un homenaje por todo lo alto. España y Francia, entre otros fueron invitados a la celebración. Situación peliaguda que solventamos de la mejor manera que sabemos; tocando los huevecillos. En nuestra representación fueron enviados el portaaviones Principe de Asturias y sólo una fragata, la Blas de Lezo.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Antes de Halloween está la Orillica del Quijal.

Posiblemente, desconozcan que en esta bendita tierra, el culto a las benditas Ánimas del Purgatorio tiene más recorrido y tradición que en la de esos que nos quieren meter halloween por el hocico. Tradiciones, desde la música, en donde las Campanas de Auroros cantan en los distintos cementerios en memoria de los que ya no están, en especial por sus hermanos, pasando por el teatro, con el Tenorio y terminando por la gastronomía y esos manjares que son el arrope, el calabazate, las gachas dulces, los huesos de santo, los buñuelos de viento y los tostones.

Pero si la gente no lo sabe, en el callejero murciano, en concreto en el lateral de la Iglesia de San Bartolomé-Santa María, se encuentra un azulejo en hornacina, (no estaría mal que las autoridades le dieran un repasico), con el siguiente lema: "A las benditas ánimas no te pese hacer bien, que sabe Dios si serás mañana ánima también". Es una muestra clara de la relevancia en la sociedad murciana del culto a los difuntos, demostrable con la existencia de varias cofradías de ánimas, que se extinguieron en el tiempo.

Luego están las flores en Las Flores y Santa Catalina. Flores para los difuntos, llevadas por familias enteras a los cementerios, en los que pasan al pie del panteón, fosa o nicho, hasta el día entero. Es sin duda un homenaje al que no está.
En la huerta de Murcia, por estas fechas los zagalicos salían a la calle a pedir por las casas o por el carril (a esto lo llamaban pedir la orillica del quijal). Los huertanos les obsequiaban con frutos secos o tostones que los chavales guardaban en un pañuelo.
La noche de los Santos cuando oscurecía los chiquillos se escondían por los carriles y asustaban a los viandantes; con ayuda de calabazas y con una mariposa (vela) dentro, aterrorizaban a la gente porque estos se creían que eran las ánimas que regresaban a sus casas en la noche de difuntos y esto provocaba la risa de los chicos.
Mi abuela me contaba que la noche de difuntos en la casas de la huerta se cambiaban las sábanas porque los difuntos regresaban a su casa .Todo esto acompañado de los cánticos de los auroros, hacía de ésta una noche muy especial.
Como veis, el halloween ya existía por toda la huerta hace ya mucho tiempo y todo está inventado.

Extraído de la web.

PD: Perdemos las referencias, y aunque lo sabemos, no tenemos en cuenta que los americanos tienen muchas cosas, pero una no: historia.
Todas las tradiciones que tienen han llegado de Europa, y ahora regresan como si aquí jamás hubieran existido. ¿Por qué? Porque nosotros, que sí tenemos Historia, renegamos de ella (pasivamente, bien es cierto). Es mucho más fácil ver series en la tele y comprar productos en los chinos.